Por sus frutos los conoceréis

En las escrituras aparecen varios pasajes que hacen referencia a lo bueno y a lo malo. Es decir, que intentan clasificar las cosas y las personas en uno de los dos bandos. Las enseñanzas de Jesús son claras. No hay dos bandos. Todos somos pecadores y por tanto, capaces de hacer el bien y el mal. Tenemos una naturaleza herida por el pecado original y eso nos hace débiles y dependientes de Dios.

No es lo que sale de la boda del hombre o lo que come lo que le hace impuro. Es lo que sale de su corazón. Por tanto, cuidemos la raíz de las cosas. Hagamos de nuestro corazón uno de acuerdo a la voluntad de Dios. Decidamos profundamente que Dios es nuestro Señor y reina en nuestros corazones. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,15-20): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis».

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