Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

Son muchas las personas que se declaran cristianos y sus acciones distan mucho de dicha realidad. Es decir, practican la piedad cristiana de forma externa pero al momento de traducir las formas en hechos, actúan como los demás.

El cristiano es aquel que ama sin medida. Que siempre perdona, excusa y acoge a su prójimo. Nunca murmura o juzga la conducta de los demás. En definitiva, ama como Jesús amó. ¿Tú lo haces así?

Hoy en día necesitamos verdaderos cristianos que hagan creíble el mensaje del evangelio. Se necesitan hombres y mujeres que den la vida por esta generación. Se necesitan personas que encarnen el mensaje salvífico del evangelio. Las personas que vicien en este tiempo histórico esperan ver en nosotros un amor que es más fuerte que la muerte. Solo así seres “madres y hermanos” de Jesucristo. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,31-35): En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

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