Quien tenga oídos para oír, que oiga

Los oídos son para escuchar, ¿cierto? Sin embargo, hay algunos que no escuchan nada. En el lenguaje bíblico, la palabra escuchar no significa simplemente oír los sonidos. Es más que eso. Escuchar significa poner en práctica lo que se escucha. Es que aquello que entra por los oídos, baja al corazón y se convierte en acción.

Los cristianos debemos ser personas de acción. Nuestro obrar debe ser según los esquemas de Dios. Nuestros frutos son la realización plena del Espíritu Santo obrando en nosotros. Eso es “oír con los oídos”.

¡Ánimo! Hoy podemos ser luz del mundo si estamos dispuesto a poner en práctica la palabra de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 4,21-25): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga».

Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará».

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