Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies

El mundo necesita evangelizadores que puedan anunciar con coherencia la buena noticia el amor de Dios. Son muchas las personas que sufren, su vida no tiene sentido o simplemente viven de una manera light sin profundidad espiritual. A todos les hace falta una cosa: el amor de Dios. ¿Estás dispuesto a anunciárselo?

El gran dilema es que la mies es mucha, es decir, son muchas las personas que tendríamos que evangeliar y pocas las dispuestas a eso. Por eso el llamado es urgente! Dejemos nuestras comodidades. Hagamos la voluntad de Dios. Evangelizamos a tiempo y a destiempo. ¡Es un deber supremo de los cristianos! ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,1-9): En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.

»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’».

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