Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

¡Dejemos de hablar! Acción, ese es el camino. Es bueno escuchar la palabra de Dios, pero mucho mejor es ponerla en práctica. Jesús insiste continuamente en eso. La palabra de Dios es para llamarnos a conversión y transformar los corazones.

En el concilio Vaticano II se reflexionó sobre la crisis de fe. La misma consiste en que muchos cristianos dicen tener fe pero no lo demuestran con su vida. Es decir, existe una especie de divorcio entre fe y vida.

Hacen falta volver a la fe radical. La fe que es coherencia absoluta entre lo que decimos y lo que hacemos. Seamos cristianos con fe adulta. Pidamos a Cristo la gracia de ser verdaderos cristianos. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 12,46-50): En aquel tiempo, mientras Jesús estaba hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte». Pero Él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

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