Y se entristecieron mucho

Dios no quiere que estemos tristes. Nuestro Señor quiere que vivamos en plenitud. Él desea nuestra felicidad. ¿Por qué a veces no nos sentimos así como Dios quiere?

La realidad es que vivimos en el mundo pero no podemos ser del mundo. Es decir, cumplimos con todas las leyes, normas y exigencias de la tierra pero sabemos muy bien que nuestra felicidad verdadera consiste en hacer la voluntad de Dios, aún cuando ésta suponga renunciar a algo que queremos o nos gusta.

No estemos triste. Podamos nuestra confianza en el Señor y el nunca nos defraudará. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 17,22-27): En aquel tiempo, yendo un día juntos por Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará». Y se entristecieron mucho.

Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?». Dice él: «Sí». Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?». Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estárter. Tómalo y dáselo por mí y por ti».

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