Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará

La experiencia cristiana es la del encuentro con Jesús. Nuestro Dios se ha manifestado a través de su hijo. Es una experiencia de amor que transforma a toda la persona.

Muchas veces pretendemos reducir nuestra experiencia cristiana a la práctica externa de rituales o liturgias. Pretendemos instrumentalizar la Fe para mostrar a los demás lo “bueno” que somos. No debería ser así.

El ayuno, la limosna son armas espeitusles que apoyan la oración cristiana y nos hacen despredernos de los bienes materiales y poner nuestro corazón solo en el Señor.

La cuaresma, que prepara este miércoles de ceniza, busca acercarnos a Dios y prepararnos para renovar en nosotros la experiencia de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.

Pidamos al Señor la disponibilidad interior para vivir a plenitud la cuaresma y así ser felices en el Señor.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,1-6.16-18): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

»Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».

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