Yo soy la vid; vosotros los sarmientos

Si buscamos en un diccionario bíblico, podemos entender mejor la palabra vid y sarmientos que Jesús utiliza para explicarnos cuál es la relación entre nosotros y él. Se dice en el diccionario que “en su única Iglesia, Jesús es el tronco, la vid. y los cristianos somos las ramas, los sarmientos”. Es decir que así como una rama permanece unida al tronco, así deberíamos estar unidos al Señor. A eso se refiere nuestro Salvador cuando nos dice que “lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí”.

¿Qué significa permanecer en la vid? Un sarmiento o rama se seca si es separado del tronco de la vid. La savia, la energía vital de la planta, que la hace crecer fuerte y dar frutos, no le llega. Así nos pasa cuando nos separamos de Jesús. Nos pasa así cuando en el día estamos centrados en nuestras preocupaciones y afanes. Cuando pensamos que todo lo podemos lograr con nuestras fuerzas. Nos secamos cuando en nuestra soberbia no aceptamos la historia que Dios nos regala día a día. Es por eso que este llamado es hermoso. Dios nos dice ¡permanece en la mí!

Permanezcamos firmes en el Señor. Vendrán los problemas y situaciones pero si estamos firmes en Dios nada ni nadie podrá separarnos de su amor. ¡Ánimo! ¡Nunca dudes del amor de Dios!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,1-8): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>