Archivo de la etiqueta: impuesto

Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios

¿Qué es lo de Dios y qué es del “César”? Es una frase de Jesús para contestar las insinuaciones y tentaciones de sus enemigos. Es decir, le preguntan de cosas terrenales, de asuntos relativos al “César” pero el Señor les invita a incluir a Dios en la cuestión. ¿Por qué hace eso?

Debemos reconocer que todos estamos en medio de este mundo dominado por el “César” de turno. Nos ocupamos y preocupamos de tantas cosas: dinero, fama, trabajo, familia, estudios, afectos, entre muchas cosas. Vivimos afanados y protestando mucho cuando las cosas no nos salen bien o como quisiéramos. ¿Cuál debería ser la atención del cristiano? Las cosas de Dios.

De Dios es nuestro corazón, alma y mente. Todo nuestro ser le pertenece a Dios. Al César son los asuntos de esta tierra. Vivamos en el mundo pero sin perder el norte. Toda nuestra vida es una continua preparación para ir a nuestra patria definitiva para estar con nuestro Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 12,13-17): En aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?». 
Mas Él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea». Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Ellos le dijeron: «Del César». Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios». Y se maravillaban de Él.

El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará

El evangelio del día de hoy es más que oportuno. Podemos hacerle la pregunta al Señor: ¿es justo o no pagar el impuesto a las compras por Internet menores de 200 dólares? Jesús, como siempre, es genial en sus respuestas.

El didracma era una moneda de plata que usaban los judíos para pagar el impuesto anual del templo. En todas las épocas y generaciones siempre ha sido pesado y poco agradable pagar impuestos. La mayor parte de ellos son “impuestos” al pueblo. Nunca son queridos o deseados.

Como es lógico, este es un tema a tratar con los líderes del momento. Jesús es uno al que se le puede preguntar sobre medidas que pensamos son injustas. Su opinión es importante.

¡Oh sorpresa! A Jesús le interesa aprovechar la oportunidad para dar un mensaje mucho más importante que los impuestos. El centro de nuestra vida no está en las dinámicas propias de este mundo. Dios provee para nuestras necesidades. Los hijos de Dios no tienen que preocuparse. El nos dará a su tiempo lo que necesitamos.

¿Qué es lo necesita el hombre y la mujer de nuestro tiempo? Vivir la experiencia Pascual. Cuando Jesús anuncia a sus discípulos su muerte y resurrección se escandalizan y entristecen. ¿Por qué? Porqué no quieren morir. Queremos pasar a la resurrección sin experimentar la muerte.

No aceptamos las cosas que nos hacen “morir”. Pagar impuestos, comprar los útiles escolares de los niños, enfrentar la precariedad de la vida, son siempre temas difíciles de aceptar.

Jesús nos dice que él “paga por tí y por mí”. Que Él ha entrado en la muerte para resucitar y darnos la posibilidad de vivir esta misma experiencia.

No te preocupes más por los impuestos. Tenemos un Padre millonario que se encargará de nuestras cuentas y sobretodo, de la más importante de todas ellas: la de nuestros pecados. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 17,22-27): En aquel tiempo, yendo un día juntos por Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará». Y se entristecieron mucho.

Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?». Dice él: «Sí». Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?». Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estárter. Tómalo y dáselo por mí y por ti».