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La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido

El Señor espera de nosotros que demos fruto. ¿Qué significa eso? Que aceptemos a su hijo Jesucristo por lo que debemos amar a los demás.

En nuestra vida, Dios envía muchos mensajeros y profetas. Son personas sencillas, de diferentes realidades, que nos acompañan en este caminar vital y nos hacen presente a Dios. En muchos casos nuestro Padre Dios utiliza a nuestros prójimos para darnos un mensaje de parte de Él. Una corrección, una orientación o consejo de un amigo o de un familiar son medios a través de lo que Dios se hace presente.

Acepta los enviados de Dios a u Vida. No rechaces su palabra. Dios nos ama y quiere que demos frutos de vida eterna que tienen como base el amor. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 12,1-12): En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó.

»Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña. Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías. De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron. Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros. Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán’. Pero aquellos labradores dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia’. Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña.

»¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros. ¿No habéis leído esta Escritura: ‘La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?’».

Trataban de detenerle —pero tuvieron miedo a la gente— porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron.

La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido

El mensaje de salvación puede ser acogido o no. Es el gran misterio de nuestra libertad. El Señor envía profetas a nuestra vida para darnos un mensaje de salvación. Nos invita a acogerle en nuestro corazón. ¿Qué pasa con frecuencia? Que no le escuchamos ni ponemos en práctica su palabra.

Es importante que nos preguntemos, ¿Acaso no hemos faltado día a día con nuestros pecados? Tenemos que reconocer que muchas veces buscamos nuestra vida en el dinero, el placer o en qué se haga siempre lo que nosostros decimos por encima de los demás.

¡Ánimo! Dios nos invita a escucharle y acogerle a través de los múltiples profetas que ha enviado. El párroco, los catequistas, un hermano de comunidad, un buen amigo o un acontecimiento, son vías a través de las cuales Dios nos encuentra y ama. Dios te ama. ¡Nunca lo dudes!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 21,33-43.45-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a los grandes sacerdotes y a los notables del pueblo: «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. Finalmente les envió a su hijo, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán’. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: ‘Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia’. Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron. Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».

Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? Por eso os digo: se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos».

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos. Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta.

Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos

Los cristianos estamos llamados a trabajar en la viña del Señor. Esto puede significar muchas cosas. La más importante de ellas es la labor de evangelización en sus diferentes formas y carismas.

La buena noticia o evangelio jamás se hubiera esparcido por el mundo entero si no se contara con trabajadores o evangelizadores que anuncien como testigos creíbles el amor de Dios.

Hoy el Señor nos invita a ser fieles a su llamada. Por el hecho de ser bautizados, somos todos enviados a todas partes a ser testigos del amor de Dios. ¡Ánimo! Respondamos si a la llamada de nuestro Padre Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 21,33-43.45-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a los grandes sacerdotes y a los notables del pueblo: «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó. Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon. De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera. Finalmente les envió a su hijo, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán’. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: ‘Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia’. Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron. Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?». 
Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable y arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? Por eso os digo: se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos». 
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos. Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta.

La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido

El evangelio o buena noticia ha sido rechazado en todos los tiempos. Apesar de que Jesús a mostrado el camino de la verdad muchos no han querido reconocerle. ¿Nos puede pasar esto también?

La palabra nos invita a estar atentos a la visita de Dios a través de un siervo suyo. Un siervo enviado por Dios puede ser un presbítero, un catequista, un amigo, un hermano que nos corrija, o una situación que nos demuestre lo apegado que estamos de algo.

Jesúsvino al mundo y dio la vida por todos nosotros. Nos invita hoy a reconocerle y acogerle. No rechazemos a sus enviados.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 12,1-12): En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó. 
»Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña. Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías. De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron. Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros. Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: ‘A mi hijo le respetarán’. Pero aquellos labradores dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia’. Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña. 
»¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros. ¿No habéis leído esta Escritura: ‘La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?’».
Trataban de detenerle —pero tuvieron miedo a la gente— porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron.