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Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti

Jesús proclamó un discurso en el monte de las bienaventuranzas. Sus palabras sonaron muy fuertes en los oídos de aquellos que no querían convertirse. Parecía que el Señor aumentaba las exigencias y hacía más dura la ley de Dios. ¿Realmente fue así?

Dios quiere que seamos felices y por eso en Jesucristo nos muestra el camino de la felicidad. Nos hace ver que sus mandamientos no son un conjunto de normas externas que debemos cumplir. Nos muestra que el camino de la vida inicia en nuestro corazón y en las intenciones buenas o malas que surgen de él. Todo pecado se genera primero en los pensamientos y en el corazón, por eso es importante purificarlo. Solo una persona de corazón limpio puede contemplar a Dios.

No nos preocupemos. No nos desanimemos. El sermón de la montaña de las bienaventuranzas no es una ley llevada al extremo. Es más bien una buena nueva que nos muestra el proyecto de hombre nuevo que Dios quiere realizar en cada uno de nosotros. Confía en Él. Nuestro Señor llevará adelante su obra. ¡Ánimo!

Leer:
Texto del Evangelio (Mt 5,27-32): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.

»También se dijo: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio’. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio».