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No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos

¿Cómo debemos seguir a Jesús? Poniendo en práctica su palabra. En medio de tantas hipocresías y mentiras, hoy más que nunca, el mundo necesita cristianos que den ejemplo. Es decir, que pongan por obra las cosas que dicen con los labios.

¿Como puede ser posible que personas que dicen ser cristianas y odian, mienten y calumnian? Y lo mejor de esa coherencia de vida es que si lo hacemos según Dios, experimentamos la vida eterna.

¡Seamos íntegros en nuestros actos y seremos verdaderamente felices!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,21.24-27): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».

No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos

Como dice un refrán popular “las palabras se las lleva el viento”. Los seres humanos están tan acostumbrados a decir que vamos hacer algo y al final no hacerlo que el valor de la “palabra” dada o empeñada se ha perdido. Jesús nos dice algo al respecto.

Muchos hablan maravillas de Dios. Viven “catequizando al hermano”. Le decimos a todo el que nos rodea: conviértete. ¿Y tú que haces? O mejor dicho, ¿hablas pero no actúas?

Nuestro Jesús dice en el evangelio que no todo el que diga “Señor, Señor” entrará en el Reino de los cielos. Llama “insensato” al que en lugar de actuar, vive hablando y aconsejando a los demás cosas que nunca cumple.

“Construir sobre roca” es estar en vela, dispuesto y abierto a la conversión diaria. Es poner en práctica la palabra. ¡Amar y perdonar a todos y todas (incluyendo al enemigo) es la clave de un “buen constructor de torres”.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,21.24-27): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».