Nos seamos hipócritas

Es difícil para nosotros, personas sensibles y afectivas, escuchar a Jesús en un tono de amenaza. Corremos el riesgo de sentir que las palabras que el Señor dirigió a los fariseos y escribas fueron dichas exclusivamente para ellos. ¿Cómo se cumple en nosotros esta palabra?

La persona hipócrita es aquella que dice tener cualidades o aptitudes que no son los que verdaderamente tiene. La hipocresía en un tipo de mentira o pantalla de reputación. Un hipócrita es aquel que dice ser algo que realmente no lo es.

Uno de los grandes peligros de la religión y sus ritos es que lejos de hacer humildes a las personas, les hace sentirse mejores que los demás. Son tantos ritos, normas y leyes que cumplir que nos llegamos a creer buenos y peor aún, con derecho a juzgar a los demás. Esto no ha sido nunca la intención de la ley. La palabra de Dios nunca ha sido para edificar el ego de cada uno de nosotros. Mas bien, sirve para denunciar nuestros pecados y hacernos ver el amor que Dios nos tiene como pecadores que somos.

Un fariseo es modelo de alguien que cumpliendo con la norma, utiliza ese mismo cumplir para juzgar a los demás, para creerse superior a los otros.

¡Hermanos y hermanas! No seamos hipócritas. Reconozcamos hoy que somos unos pecadores, dignos de compasión y perdón. No juzguemos a nuestro esposo o esposa, hijo o hija, amigo o amiga, por no venir a la iglesia o no hacer las liturgias en que participamos. Lo que necesitan no es nuestra exigencia o acusación. Ellos necesitan ver en nosotros la naturaleza de Cristo que ama al pecador y ocupa siempre el último lugar.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».

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