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Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor

Los hipócritas viven en la mentira. Su lenguaje es extraño y confuso. Su vida es una mentira porque hablan de una forma y actúan de otra. Nunca culpen la voluntad de Dios porque son siempre simuladores y falsos. ¿Cómo podemos huir de la hipocresía? Viviendo en la verdad.

Los cristianos ponemos en práctica la palabra de Dios. Hacemos siempre la voluntad de nuestro Señor. Estamos siempre combatiendo contra las tentaciones de la vida, apoyándonos en las armas de la Luz.

Estemos siempre en vela. Cristo puede aparecer en nuestra vida en cualquier momento. Debemos llevar una vida coherente y siempre iluminados por la verdad que es vivir en el amor de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 24,42-51): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Sois semejantes a sepulcros blanqueados

La hipocresía es uno de los peores pecados. Los que caen en semejante error, hablan de una manera pero piensa o actúan de otra. El hipócrita es falso, doble cara y sin integridad. ¿Alguna vez has caído en la hipocresía?

¿Quién de ustedes ha hablado mal a espaldas de un conocido o amigo? ¿Quién de ustedes ha exigido a otros lo que no tiene pensado cumplir? ¿Quien de ustedes se ha considerado superior a los demás?

El hipócrita es tan falaz que niega que cometa algún error. ¡Todo lo contrario! Para este individuo todos los demás están equivocados menos él. ¿Algún parecido con alguien? Seamos humildes. Seamos cristianos. Seamos personas íntegras para vivir siempre en la verdad y así combatir la hipocresía de este mundo. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».

Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí

Tanta gente va de vez en cuando a misa, bautiza a sus hijos, y estudia en colegios católicos pero nunca ponen en práctica el mensaje cristiano. Un popular comediante dominicano les denominó “cristianos de la secreta”.

Si, aunque escandalicen estas palabras, debemos reconocer que podemos vivir en un divorcio total y absurdo entre religión y vida. El primero en decirlo fue Jesús cuando a los hipócritas fariseos les denuncia el pecado que más irritaba al Señor. Muchas veces denunció el pecado de aferrarse a la tradición descuidando el verdadero espíritu de la ley divina: el amor.

Hermanos y hermanas. ¡Lo primero es amar! Perdona al que te ha hecho daño, ponte al servicio de los demás, renuncia a tus bienes y acoge en tu corazón a todos aquellos que no son de tu agrado. Solo de esta forma seremos verdaderos hijos de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 7,1-13): En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén. Y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas, -es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas-.

Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres». Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! Porque Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte’. Pero vosotros decís: ‘Si uno dice a su padre o a su madre: Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro “Korbán” -es decir: ofrenda-’, ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas».

Nos seamos hipócritas

Es difícil para nosotros, personas sensibles y afectivas, escuchar a Jesús en un tono de amenaza. Corremos el riesgo de sentir que las palabras que el Señor dirigió a los fariseos y escribas fueron dichas exclusivamente para ellos. ¿Cómo se cumple en nosotros esta palabra?

La persona hipócrita es aquella que dice tener cualidades o aptitudes que no son los que verdaderamente tiene. La hipocresía en un tipo de mentira o pantalla de reputación. Un hipócrita es aquel que dice ser algo que realmente no lo es.

Uno de los grandes peligros de la religión y sus ritos es que lejos de hacer humildes a las personas, les hace sentirse mejores que los demás. Son tantos ritos, normas y leyes que cumplir que nos llegamos a creer buenos y peor aún, con derecho a juzgar a los demás. Esto no ha sido nunca la intención de la ley. La palabra de Dios nunca ha sido para edificar el ego de cada uno de nosotros. Mas bien, sirve para denunciar nuestros pecados y hacernos ver el amor que Dios nos tiene como pecadores que somos.

Un fariseo es modelo de alguien que cumpliendo con la norma, utiliza ese mismo cumplir para juzgar a los demás, para creerse superior a los otros.

¡Hermanos y hermanas! No seamos hipócritas. Reconozcamos hoy que somos unos pecadores, dignos de compasión y perdón. No juzguemos a nuestro esposo o esposa, hijo o hija, amigo o amiga, por no venir a la iglesia o no hacer las liturgias en que participamos. Lo que necesitan no es nuestra exigencia o acusación. Ellos necesitan ver en nosotros la naturaleza de Cristo que ama al pecador y ocupa siempre el último lugar.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 23,27-32): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ‘Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’. Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».