Has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños

Los misterios de Dios nunca podrá entenderse con la razón. El “porqué” Dios ha hecho las cosas de una forma determinada es muchas veces algo que escapa a nuestro entendimiento. Los “sabios” no pueden decifrar las maravillas de Dios.

El sufrimiento, por ejemplo, es algo que para todos resulta inadmisible. En la mente de Dios, resulta que puede ser la mejor manera de purificarnos, salvarnos o llevarnos a la vida.

Es por eso que solo en el Señor podemos encontrar sentido a nuestra vida. En Él todo tiene su propósito o fin. Abrir nuestro corazón a su sabiduría es clave para alcanzar felicidad aquí en la tierra y vida eterna.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,25-27): En aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

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