Misericordia quiero y no sacrificio

A todos nos enseñan desde muy temprana edad que es importante portarse bien. Nuestros padres insistían en este tema diciendo: “Los niños que se portan bien van al cielo”. ¿En qué consiste eso de “portarse bien”?

Existe en la sociedad un conjunto de reglas que debemos seguir. Esto no es malo, de hecho, es necesario. Sin las normas de comportamiento no podríamos vivir en una sociedad civilizada.

Es necesario cumplir con las leyes pero lo más importante es poner en práctica el espíritu de la Ley. Las normas no sirven para definir quién es bueno o malo. Los reglamentos, procedimientos y leyes, sirven para garantizar mejores condiciones de vida procurando la armonía de todos los seres humanos.

Jesús siempre ha querido llevarnos al fondo de la cuestión. Lo importante no es cumplir ciertas normas, lo realmente vital es cumplir el espíritu de dichas reglas. La escritura nos dijo: “Amar es cumplir la ley entera”. Ama y has lo que quieras. Más importante que cumplir es vivir, más importante que los “sacrificios y ofrendas” es el Amor. Al momento de hacer algo pregúntate, ¿con esto estoy amando a Dios o a mi prójimo?. Si la respuesta es sí, has cumplido la ley en plenitud. Lo demás es… “paja de coco”.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 12,1-8): En aquel tiempo, Jesús cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado». Pero Él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

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