¡Qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!

Muchas veces estamos cargados de muchas cosas. Vivimos en un afán diario. Que la universidad, el trabajo, los hijos, las metas, los compromisos; en fin, un sin fin de temas que nos agobian y nos roban el descanso. ¿Cómo podemos tener Vida en medio de tanto ajetreo?

La propuesta evangélica es que podamos soltar. Esto quiere decir que podamos dejar nuestras idolatrías diarias y enfocar nuestro corazón a lo que realmente importa. ¿No tienes tiempo para orar? Pues ha llegado el momento de dejar cosas para hacer ese tiempo de oración. ¿No encuentras a quien dar limosna? Fíjate bien en las personas y ocasiones en las que Dios te visita en la persona de algún pobre. Ahí tienes la oportunidad de hacer el bien y haciéndolo, recibir la vida

¡Ánimo! Angosto es el camino que conduce a la vida porque debemos dejar muchas cosas que nos cargan y nos hacen mal para poder entrar por el. ¿Estás dispuesto?

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,6.12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas. Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran».

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