¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz!

Las malas noticias nunca serán bien recibidas. Nos mete en depresión contemplar el futuro de forma incierta. Al portador de mensajes catastróficos se le rechaza. Jesús en algunas ocasiones asumió ese rol.

Para el Señor lo más importante no es que Jerusalén se hunda y quede desolada. Su mensaje es de paz, amor y salvación. ¿Por qué habla “tan duro” en algunas ocasiones? Porque como un padre corrige a su hijo así Dios nos recuerda que vamos por mal camino y las consecuencias devastadoras de nuestros actos.

Jerusalén es la “ciudad preferida de Dios”. Tú, al igual que Jerusalén, es ¡su hijo predilecto! ¿Cómo no indicarte el final que puedes tener si HOY no te conviertes a Él. Cambiar de vida es descubrir su amor y vivir en consecuencia. Una persona que haya hecho encuentro personal con el Señor jamás vuelve hacer igual. Su amor transforma, cura y salva.

Te invito hermano y hermana a que HOY puedas ser la diferencia. Eres “Jerusalén”, actúa como tal. Si ella es la llamada “ciudad tres veces santa” que tu también lo seas.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 19,41-44): En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».

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