¿Tenemos una actitud de disponibilidad radical al servicio de Dios? Raras veces. ¿Por qué? Porque estamos en nuestros proyectos particulares. Vivimos como si nunca fuéramos a morir, acumulando bienes, afectos e ídolos en este mundo. Dios nos llama a cambiar porque la apertura a su voluntad es la clave de la felicidad.
Hoy el Señor nos llama. ¡Claro! ¡Así es! Nos dice que nos envía en misión a dar signos en medio de nuestro trabajo, nuestras amistades y nuestra familia. Los cristianos tenemos la misión de hacer presente el amor de Dios donde quiera que estemos. Seamos como Simón, Andrés, Santiago y Juan: dispuesto a partir a donde Dios nos envíe. ¡Ánimo!
Leer:
Texto del Evangelio (Mc 1,14-20): Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.