Dichosos los que no han visto y han creído

Todos nosotros somos Tomás. No hemos visto físicamente a Jesús. Nunca hemos tocado al maestro que decimos seguir. Jamás hemos abrazado y saludado son Señor de manera física. En un mundo donde el método científico domina nuestra mentalidad y nos invita a confirmar con evidencias empíricas nuestras creencias, ¿es posible creer sin ver en los misterios de la salvación?

La realidad es que creemos porque hemos visto. En algún momento, dentro de la llamada que Dios nos ha hecho, hemos “experimentado” al Señor en nuestras vidas. Hemos creído porque el Señor se nos ha aparecido resucitado a través de la predicación, la palabra, los sacramentos y la oración. Esos son los medios a través de los cuales podemos “tocar” al Señor, nuestro salvador.

Hoy estamos nuevamente invitados a tocar y experimentar la presencia sanadora de Jesús. Hoy viene a darnos La Paz. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 20,24-29): Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>