El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado

El Amor está por encima de la ley. Muchas veces hacemos mal uso de las normativas para hacernos nosotros mismos mejores que los demás o imponer duras cargas morales sobre los otros. El cumplimiento de exigencias son temas exteriores, la aplicación del amor viene de Dios.

Ponemos un ejemplo. ¿Puede una perdona ir a misa todos los días y al mismo tiempo odiar a alguien? ¡Claro que sí! De hecho, puede hacerlo con más fuerza pensando que es mejor que aquel con quien tiene un problema por el solo hecho de “cumplir” unas normativas. Se hace a sí mismo superior a los demás porque piensa que con cumplir una ley ya es bueno.

La ley sin el amor no es más que un esfuerzo humano. El amor, apoyado en la ley, es la plenitud de vida que Dios quiere derramar en toda la humanidad. ¡Ama y has lo que quieras! Esa es la vida que Dios nos quiere dar. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 2,23-28): Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?». Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?». Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado».

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