Hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola

Vivimos afanados y preocupados todos los días. Estamos en un continuo esfuerzo diario por tener más cosas y alcanzar nuestras metas materiales. En medio de tanto ajetreo, existe el peligro de descuidar lo más importante: Dios

Los cristianos somos aquellos que centramos nuestro corazón en el Señor. Estamos siempre en la presencia divina y desde ahí podemos vivir en plenitud. Nada está por encima de la voluntad de Dios. Nadie puede alejarnos el amor del Señor.

No caigamos en la tentación de centrar nuestra vida en las cosas que perecen. Busquemos siempre los bienes divinos. Lo demás vendrá por añadidura. Amén.

Leer:
Texto del Evangelio (Lc 10,38-42): En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

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