Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios

La oración es fundamental. Sin ella no se puede realizar ningún milagro. Y el más grande de todos los milagros es nuestra propia conversión.

Todos vivimos en un eterno afán. No tenemos tiempo para nada. Nos enfocamos en nuestro trabajo y gustos que olvidamos las cosas más importantes. El mismo Señor Jesucristo nos muestra el camino. Se levantaba muy temprano. ¿Y qué hacía la mayor parte de ese tiempo? Orar.

Nunca dejemos de lado la oración. Pongamos todo nuestro enfoque en hacer siempre la voluntad de Dios. La fuerza para hacerlo nos llega a través de la oración. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.

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