Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará

Hermanos, ¡perdamos la vida! Ese es el llamado de nuestro Dios. Jesús nos dice que si nos aferramos a los bienes materiales como si ellos pudieran darnos la felicidad verdadera estamos perdidos.

Apegarnos a los ídolos de este mundo es como construir una torre sobre una plataforma de arena. Tarde o temprano colapsará. No nos apoyemos en arena: afectos desordenados, abundancia de bienes o costumbres obsesivas. Todo es perecedero. Solo el amor de Dios es eterno.

Al renunciar a todo lo que no es Dios recibimos el ciento por uno en añadidura. No existe mayor libertad que saberse desapegado de todo. Ese es el camino de la vida. Ese es el camino del amor de Dios. ¡Amén!

Leer:
Texto del Evangelio (Mt 16,24-28): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>