Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos

Dios tiene muchas maneras para poner en evidencia nuestras verdaderas y profundas intenciones. Nos da una palabra que podemos cumplir y observa cómo nos excusamos o evadimos el verdadero sentido de la palabra divina.

La palabra dice que amemos a Dios con todo el corazón y pensamos que es otra cosa. Se nos invita a amar a los enemigos y decimos que somos incapaces de hacerlo. La palabra nos ilumina nuestros pecados y nadie puede corregirnos dejando en claro que no nos creemos nada y tenemos una falsa humildad.

Pidamos a Dios la sabiduría para dejarnos iluminar por la palabra de Dios. Tengamos la gracia de bendecir a Dios y acoger con humildad su palabra. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 7,31-35): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no habéis llorado’. Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: ‘Demonio tiene’. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos».

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