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Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?

Ya se acerca la Pascua de Resurrección. Con el Domingo de Ramos inicia la conocida semana mayor. ¿Cómo viviremos este tiempo en medio del COVID-19?

Dios, que es nuestro Padre, ha dispuesto para nosotros un tiempo hermoso, nuevo, único, para vivir el Tríduo Pascual como nunca lo hemos vivido. Será nuevo y bueno, ¡tranquilo! Será tiempo de bendición, tiempo de alabanza, tiempo de victoria sobre la muerte.

¿Qué nos enseña la pandemia? Que la vida es frágil y que la muerte nos acecha constantemente. Pero no podemos desfallecer. Los cristiano sabemos, porque lo hemos experimentado en nuestra vida, que la muerte ha sido vencida. ¡En Cristo moriremos y en él viviremos para una vida nueva, una vida inmortal! ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 10,31-42): En aquel tiempo, los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?». Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios». Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: ‘Yo he dicho: dioses sois’? Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios —y no puede fallar la Escritura— a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre». Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. Muchos fueron donde Él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad». Y muchos allí creyeron en Él.

No he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo

Podría decirte que también Jesús es un “misionero”. Dios Padre ha enviado a su hijo con la mas importante de todas las misiones. Esta labor consiste en SALVAR al mundo entero. ¿Cómo realiza el Señor esta importante tarea?

San Pablo dice en una de sus cartas que Dios ha querido salvar al mundo a través de la “necedad de la predicación”. El apóstol sabía muy bien que con el anuncio del Kerygma y las correspondientes catequesis era posible suscitar en el corazón de los hombre y mujeres de su tiempo y de todos los tiempos la Fe y experimentar lo que la Fe produce: ¡Vida Eterna!

Hoy es un excelente día para decirle SI a Jesús. Acoger su palabra y creer en su amor nos conduce a la Vida Eterna. Pero también el Señor nos invita a predicar. Nos envía a ser testigos de su amor. Esto es dar la vida porque la hemos recibido primero. ¿Estás dispuesto?

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 12,44-50): En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí».