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Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso

Estoy leyendo un libro que se llama Homo Deus. El mismo plantea una tesis, entre otras, muy interesante: el ser humano pueden vencer la muerte. En dicho escrito, el autor plantea que si hemos podido duplicar la esperanza de vida en los últimos cien años, ¿por qué no podría duplicarlo en los próximo cien y dar la oportunidad que vivamos hasta 150 años o más? En el fondo, dicha afirmación nos pone a reflexionar sobre uno de los elementos fundamentales de la historia de la humanidad: la muerte.

Todos tenemos miedo a lo desconocido. Me parece que en este amplio repertorio, la muerte se lleva el primer lugar. Morir es dejar de existir, de ser, de respirar, de experimentar lo único que conocemos, que es vivir. Todos queremos vivir. Nadie quiere morir. Es por eso que la gran lucha de todos los tiempos es como buscar la manera de seguir viviendo.

Cristo, mediante su muerte, ha dado respuesta a esta gran inquietud humana. Él, desde la cruz, ha destruido el peor mal al que nos podemos enfrentar: la muerte. Jesús no fue vencido por la muerte. Él resucitó y está vivo, sanando, curando y salvando de la muerte a todos los que se creen su mensaje de salvación. ¡Ánimo! La muerte ha sido vencida en Jesucristo. No más lutos,, ni llantos, ni pesares… ¡Cristo ha resucitado!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 23,33.39-43): Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

El que entra por la puerta es pastor de las ovejas

En las escrituras de presenta al Señor como un pastor que cuida de sus ovejas. Los que han visto pastorear saben la cercanía y relación que se establece entre los pastores y su rebaño. Es por eso que nuestro Señor utiliza esa imagen para explicar la relación que él tiene con todos nosotros.

Es fundamental que tengamos cuidado. Hay en el mundo “ladrones y salteadores” que no tienen interés alguno por las ovejas. Todo lo contrario. Son hombres y mujeres que con buscan su propio interés y aprovecharse de las “ovejas” de Dios.

¡Tranquilos! Tenemos un pastor que cuida de nosotros y nos salva de los peligros para nuestra alma y espíritu.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 10,1-10): En aquel tiempo, Jesús habló así: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 
Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».