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Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies

Las personas están como ovejas sin pastor. Andan buscando felicidad donde no se puede encontrar. Están perdidas en el ruido de la publicidad y el marketing que les dice que para estar realizado en esta vida se debe tener dinero, fama y poder. ¡Qué mentira tan grande!

Jesús vino a la tierra a salvarnos de todas las esclavitudes existenciales. Nos liberó de los apegos desordenados y nos introduzco en una nueva realidad de libertad y amor. Nuestro Señor es, en sí mismo, el sentido pleno de nuestra existencia.

Amemos a Dios con todo nuestro corazón, mente y fuerzas. Amemos a nuestro prójimo como Cristo nos ha amado. Dejemos atrás nuestra naturaleza pecadora y recibamos el Espíritu Santo en nuestros corazones para que podamos vivir como verdaderos hijos de Dios. Seamos discípulos de Cristo para que anunciemos a todas sus ovejas que Él, como pastor de almas, les conducirá a la vida eterna. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 9,32-38): En aquel tiempo, le presentaron un mudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel». Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios».

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».

Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen

Si buscamos en YouTube algún video sobre Pastores y su labor diaria, nos daremos cuenta la relación íntima que desarrolla un pastor con sus ovejas. Ciertamente, el conoce a cada una, las cuenta constantemente y ante un silbato o llamado de él, todas las ovejas se acercan y le siguen. Con razón Jesús tomó la figura del Pastor para explicarse ante la generación incrédula con quien tenía que lidiar.

También nosotros podemos ser incrédulos. En nuestra terquedad podemos desoír la voz del verdadero pastor y hacerle caso a las invitaciones que nos hace el mundo de vivir en la superficialidad, de adorar al dinero, los afectos y a los bienes materiales.

¡No nos dejemos engañar! ¡Solo hay un único y verdadero pastor! Él nos cuida de las acechanzas de los “lobos de este mundo”. Nos salva del peligro. Nos introduce en su redil de vida en abundancia. ¿Escuchas la voz de Jesús? Síguele y pon todas sus enseñanzas en práctica. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 10,22-30): Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».

Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos

¿Quienes son los pequeños de que habla Jesús en el evangelio? Ciertamente son los más pobres y desamparados de la tierra. También son aquellos que tiene hambre y sed espiritual. Es definitiva, son aquellos que están necesitados del auxilio de Dios. Son aquellos que deben ser objeto de nuestras obras de misericordia. ¿Hay algún pequeño a tu lado?

El Señor nos dice a todos que demos de beber y comer a los que necesitan de nosotros. Es fundamental vestir, acoger y visitar a los más pequeños. Somos enviados para dar a los que padecen necesidad física y espiritual una palabra de aliento y amor. ¡Seamos ovejas! ¡Nunca cabritos!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 25,31-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.

»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».

Yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado

Tenemos quien nos cuide. ¡Qué alegría! Sentir que no estamos solos y qué hay alguien que vela por nosotros. Jesús es nuestro verdadero pastor que nos anima a vivir bien y caminar siempre por el camino correcto.

Nuestro Dios nos ha regalado a un mesías que nos salva del pecado y del mal. Nos anima a seguirle siempre en todo momento y nos invita a dar testimonio de su amor.

¡Tranquilos! Esperemos pacientes el derramamiento del Espíritu de Dios que nos concederá la naturaleza de Dios para experimentar así la perfecta comunión con Él.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 17,11b-19): En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.

»Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad».

Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia

La realidad es que Jesús trata a sus discípulos cooml los pastores a sus ovejas. Él nos cuida y protege de los peligros que existen en el mundo. Estos peligros son físicos pero sobre todo espirituales. Tenemos el riesgo de perdernos por los caminos del pecado.

Debemos renovar nuestra confianza en Jesús. Escuchar siempre su voz que nos invita poner nuestro corazón en las cosas de Dios. Solo Él puede ofrecernos el amor que tanto nos hace falta. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 10,1-10): En aquel tiempo, Jesús habló así: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.

Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».

Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna

Dios ha enviado al mundo a su único hijo para que diera la vida por nosotros. En Jesús podemos conocer a Dios, porque son perfectamente uno. ¿Qué nos muestra Jesucristo de Dios? La naturaleza divina. ¿En qué consiste esta naturaleza? En el amor.

Escuchemos la voz de Dios que nos dice, mediante Jesucristo, que nos ama y quiere que seamos felices. Esta voz, en el día de hoy, se manifestará de muchas maneras. Quizás en acontecimientos que no nos gustan mucho. En otras ocasiones en momentos de felicidad o paz. Lo importante es estar atentos a la manifestación gloriosa de nuestro Dios que nos habla a través de la historia siempre nos dice que nos ama. ¡Ánimo!

Leer:

Jn 10,22-30: Yo y el Padre somos uno.

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:

- «¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.»

Jesús les respondió:

- «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mi. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.»

Yo os daré descanso

Hoy en día estamos llenos de complicaciones y ocupaciones. Son muchas las preocupaciones y temas que ocupan nuestra mente. Dicen que la epidemia del siglo XXI es el stress. ¿En donde podemos encontrar descanso?

El Señor, como verdadero buen pastor, nos acoge con amor. Nos promete descansar a la manera cristiana: en la cruz.l

La verdadera paz y tranquilidad la encontramos en la aceptación humilde y sincera de la propia historia y los acontecimientos diarios. El reposo viene cuando reconocemos que todo nos viene de Dios como una bendición. El cristiano vive plenamente en la alegría de saber que todo obra para bien. ¿Estás dispuesto? Abre tu corazón al Espíritu Santo que gime en nuestro interior: ¡Abba! Padre.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,28-30): En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Como ovejas que no tienen pastor

Si de verdad hemos hecho experiencia profunda de encuentro personal con Jesús sabemos muy bien que significan La palabras “como ovejas que no tiene pastor”. Todos aquellos que hemos sido elegidos por Dios sabemos que antes de esta elección nuestra vida no tenía mucho sentido. Estábamos sin un propósito trascendente pensando que la vida no era más que comer, vivir y esperar el momento culminante. 

El Señor suscitó personas concretas, un catequista, un profeta, un sacerdote, un amigo; en fin, alguien que fue instrumento de Dios para acercarnos a Él. Ellos son los obreros que trabajan en la viña de Dios.

Después de recibir de parte de Dios tantas gracias, somos también llamados a ser estos obreros que deben trabajar en su mies. Trabajar en el anuncio del evangelio, para que pueda alcanzar a todos los seres humanos la buena noticia del amor de Dios. ¡Ánimo! ¿Estás disponibles? Sería la aventura más grande y hermosa de tu vida. Servir a Dios en la misión es título de honor.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 9,32-38): En aquel tiempo, le presentaron un mudo endemoniado. Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada, decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel». Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios». 
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».

Simón de Juan, ¿me amas?

El Señor es el buen pastor que cuida de sus ovejas. Jesús ama a sus discípulos y los conoce muy bien. Sabe por ejemplo, la fragilidad de Pedro pero aún así le ama muchísimo.

Pedro, al momento de la crucifixión, traicionó a Jesús. Es decir, negó a su maestro en el peor momento. Por miedo dijo “no conocerle”. Más sin embargo, conociendo el Señor esto hasta mucho antes que sucediera, no se lo tomó en cuenta.

En sus apariciones de resurrección, Jesús tiene un diálogo amoroso con Pedro. Le invita a ser pastor como Él lo ha sido, es decir, amar hasta el extremo. Es el amor que sana y transforma a Pedro. Es el amor de Dios le hace capaz de amar y querer a Jesús. Es la experiencia profunda y hermosa de sentirse amado por Dios que convierte a Pedro en pastor de la Iglesia.

Este día es para sentir la presencia amorosa de Jesús en nuestra vida. Hoy Él nos pregunta: ¿me amas? Ojalá podamos decirle con todo el corazón: “Sí Jesús, tú sabes que te amo”.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 21,15-19): Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos y comiendo con ellos, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». 
Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas a donde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará a donde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».

El buen pastor da su vida por las ovejas

Jesús utiliza un lenguaje llano y cercano. Utiliza ejemplos que se basan en las realidades de la época. Por ejemplo, era común ver a pastores cuidando los animales bajo su cargo. La figura del pastor era ideal para comunicar un mensaje profundo.

Nuestro Señor nos cuida como un pastor a sus ovejas. Muchos peligros enfrenta un rebaño, sobre todo el de animales salvajes o depredadores que quieren matarle como los lobos y zorros. El pastor tiene la misión de alejar o eliminar dichos peligros. ¿Cuáles serían los peligros que enfrenta un cristiano?

Todos tenemos el peligro de ser devorados por la avaricia, codicia, lujuria, odio, resentimientos, chisme, calummia, venganza, malos pensamientos, en fin, un montón de pecados o males que matan el alma. El buen pastor, imagen de Cristo, también tiene la misión de salvar a las ovejas de aquellos faltos profetas que le viven metiendo intriga y mala doctrina a los cristianos. 

Seamos buenas ovejas. Escuchemos la voz del pastor. Su palabra siempre nos invitará al amor. Fuera de este mensaje, hay peligros que Jesús, como buen pastor, nos quiere evitar. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 10,11-18): En aquel tiempo, Jesús habló así: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre».