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Para que todo el que crea tenga por él vida eterna

Jesús dice a Nicodemo que debemos nacer de lo alto. ¿Qué significa esto? Es la pregunta que todavía hoy se hacen muchos al contemplar lo precarios y pecadores que somos.

Hoy somos invitados a contemplar al que ha sido levantado, el hijo del Hombre, el Señor que ha dado la vida por nosotros, que ha entrado en la muerte para destruir con su resurrección a nuestra muerte.

Todos nosotros hemos tenido sufrimientos o situaciones de tristezas y miedos. En medio de esas precariedad aparece el Señor con todo su amor y perdón. Nacer de nuevo es abrirnos a ese perdón e iniciar una vida nueva coherente a esa realidad. ¡Ánimo! Cristo nos ama y nos vivifica con su amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 3,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».

Para que todo el que crea en Él tenga vida eterna

El gran escándalo del mundo es el sufrimiento. La muerte, el mal y el sufrimiento son realidades que el ser humano moderno no logra entender. Dicen los inteligentes de este mundo, ¿cómo puede existir un Dios bueno si permite que tengamos guerras, delincuencia y sufrimiento?

El Señor Jesús vino para iluminar la vida humana. Al entrar en la cruz, contra toda lógica, mostró que lo que para muchos es un escándalo difícil de entender, Dios lo ha hecho ocasión de salvación para todos y todas. El sufrimiento nos hace el servicio de darnos cuenta que somos criatura y que la vida nos viene de hacer la voluntad de Dios. El sufrimiento vivido desde la Fe santifica, nos hace humildes, nos hace amar en una dimensión nueva.

La cruz (sufrimiento) es parte de la vida. En este mundo, además de las alegrías, experimentamos muchas veces sudor y lágrimas. Con su ejemplo, Jesús nos muestra, que debemos vivir reconciliados con esta realidad de amor y vida. La cruz es gloriosa porque es medio de purificación y santificación para todos y todas.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 3,13-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él».

Tenéis que nacer de lo alto

Jesús, como dicen los evangelios, conversaba y sostenía diálogos con muchos personajes de su tiempo. En ellos podemos observan contenidos teológicos que nos sirven de mucho para nuestras realidades actuales.

Nicodemo, como cualquiera de nosotros, no entiende el discurso del Señor. Es normal. Las cosas de Dios no son para entenderlas desde la razón. Más bien son para vivirlas y experimentarlas.

Hoy somos invitados a experimentar la resurrección desde el bautismo en el espíritu. Es sus aguas podemos morir y luego resurgir a una vida nueva. Jesús ha este anuncio a Nicodemo y también hoy nos lo hace a nosotros. ¡Ánimo! ¡Resucitó!

Leer:
Texto del Evangelio (Jn 3,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».

Todo el que crea tenga por él vida eterna

La iglesia, maestra de los misterios divinos, divide el año en tiempos litúrgicos. La cincuentena pascual son cincuenta días de alegría, de fiesta y de celebración del misterio pascual que es centro de nuestra Fe: ¡CRISTO ha resucitado!

El hecho de que Él resucitará es en sí mismo una buena noticia pero mejor es el anuncio de que nosotros podemos participar de esa resurrección. ¡Estamos resucitados con Él! Y, ¿cómo se realiza este misterio? Miremos al “levantado”.

Mirar al que “traspasaron” es contemplar el inmenso amor que Dios nos ha tenido. Sentirse amado por Dios es vivir alegres. Descubrir la presencia de Dios en todos los aspectos de nuestra vida es tener cerca y presente su amor que salva y resucita.

La persona resucitada es otra persona. Ha pasado de la muerte y tristeza a la vida y alegría. ¿Estás hoy resucitado? Apóyate en el Señor que el siempre te ayudará.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 3,7-15):En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».