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El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza

La misión exige radicalidad. A los que son enviados por Jesús se les pide que renuncien a todos sus planes y proyectos. El seguimiento a Cristo se hace desde un desprendimiento total. ¿Por qué?

La pregunta parece a oídos cristianos un poco ingenua. Sin embargo, la respuesta no es tan evidente. Muchos en la misión mantienen una especie de doble vida. Dan de lo que les sobra. Siempre tienen sus temas aún cuando los mismos tengan apariencia de bondad.

Necesitamos la radicalidad en la misión porque eso nos enseña lo más importante. No cosas que pueda estar por encima de la voluntad de Dios. El Señor nos muestra su ejemplo caminando siempre ligero de equipaje. ¡Cuanta libertad experimenta el ser humano cuando vive en la libertad de los hijos de Dios!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,57-62): En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza

¿Cuáles son las condiciones para seguir a Jesús? En el evangelio, en varias ocasiones el mismo Señor dejó bien claro lo que implicaba seguirle. Para un lector de este tiempo parecerían cosas exageradas y fuera de sentido común. ¿Quién dejaría todo para seguir a alguien que no tiene donde descansar?

Es importante entender las palabras del Señor. Dios da felicidad plena a todos los que renuncian a los apegos y relaciones desordenadas que muchas veces tenemos con las cosas de este mundo. Todo pasa. Las cosas nacen, crecen, se reproducen y mueren. Lo único seguro es Dios y el cielo que tiene preparado para nosotros. Es en este sentido que podemos entender que aquí no tendremos morada definitiva ni lugar donde encontrar felicidad verdadera.

¡Ánimo! Pongamos nuestra confianza solo Dios y tendremos la vida eterna que colma toda aspiración y anhelo.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,57-62): En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».