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el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza

¿Cuáles son las condiciones para seguir a Jesús? En el evangelio, en varias ocasiones el mismo Señor dejó bien claro lo que implicaba seguirle. Para un lector de este tiempo parecerían cosas exageradas y fuera de sentido común. ¿Quién dejaría todo para seguir a alguien que no tiene donde descansar?

Es importante entender las palabras del Señor. Dios da felicidad plena a todos los que renuncian a los apegos y relaciones desordenadas que muchas veces tenemos con las cosas de este mundo. Todo pasa. Las cosas nacen, crecen, se reproducen y mueren. Lo único seguro es Dios y el cielo que tiene preparado para nosotros. Es en este sentido que podemos entender que aquí no tendremos morada definitiva ni lugar donde encontrar felicidad verdadera.

¡Ánimo! Pongamos nuestra confianza solo Dios y tendremos la vida eterna que colma toda aspiración y anhelo.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,57-62): En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

Sabiendo que era hombre justo y santo

Juan El Bautista fue un profeta de Dios. Fue el encargado de preparar los corazones de los hombres y mujeres de su tiempo para recibir al Señor como Mesías. Su modo de vida era la encarnación de su mensaje. Como nazir o consagrado de Dios predicaba la conversión y bautizó en agua a miles, incluyendo al Señor en el río Jordan. ¿Como se relaciona este noble hombre con nosotros?

Muchos de nosotros vivimos la vida en tibieza. Esto quiere decir que no somos radicales en el cumplimiento del evangelio. Es por eso que nadie nos persigue no nos acusa. Somos mundanos. Nos ocupamos de las cosas de Dios cuando no tenemos nada “más importante” que hacer. Es decir, no somos cristianos de Fe adulta.

Juan El Bautista es uno capaz de dar la vida por su Fe. ¿Qué piensas? ¿Acaso esto es solo para los pocos “locos” que se hacen radicales por el amor a Dios? Mis queridos hermanos, esta llamada es para todos los cristianos. Todos estamos llamados a la santidad. Tenemos una vocación al martirio de sangre si fuera necesario. ¿Tú estarías dispuesto? Ciertamente no somos capaces, pero en Dios todo es posible. Esa es la radicalidad que provoca en nosotros la perfecta alegría. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 6,17-29): En aquel tiempo, Herodes había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano». Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. 

Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré». Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino». Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?». Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista». Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.

Maestro, te seguiré adondequiera que vayas

¿Dónde va Jesús que nos invita a seguirle? Ciertamente la vocación cristiana exige unas condiciones singulares. Si el Señor te está llamando, ¿qué implica dicha llamada?

Los seres humanos nos enfrentamos todos los días a diversos retos y problemas. Nos mete en angustia, sufrimiento y preocupación muchas cosas. En medio de todo eso, ¿cuál es el camino que nos pide recorrer Jesús con Él? El de la Cruz. Alguno dirá: “¡eso es masoquismo!” Pero no es así.

Lo que quiere mostrar el Señor es que los cristianos aprendemos a vivir la vida de una forma diferente a los que la viven sin Fe. Nuestro credo nos hace descubrir que todo tiene sentido en la cruz del Señor. En el cristianismo nada está fuera de su sitio. Todo invita a la trascendencia. Es por eso que el Señor nos llama a vivir caminando en total libertad.

Dejemos atrás los afanes de la vida y sigamos al Señor. Él no pone su confianza en las cosas terrenas. El tiene todo ser anclado en el cielo. ¿Estás dispuesto a vive ese estilo de vida cristiano? Ánimo, con el Señor ser puede.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 8,18-22): En aquel tiempo, viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos».