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Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva

La Iglesia celebra en el día de hoy la fiesta de San Pablo. A este gran apóstol se le conoce como el maestro de los gentiles. Con la fuerza del Espíritu Santo fue el instrumento por excelencia en las manos de Dios para anunciar, como la novedad más grande, el evangelio a todos los hombres y mujeres en el mundo. 

Dios también nos constituye en anunciadores de su buena noticia. Como San Pablo solía decir, es verdad que estamos llenos de debilidades y pescados, pero en medio de esas precariedad y apoyado en Dios es cuando somos fuertes.

Demos testimonio al mundo que un día, como PABLO, estábamos alejados de Dios y, ahora damos testimonio de su amor y misericordia.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 16,15-18): En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».

Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo

Ante la pregunta que le hacía Jesús a sus discípulos sobre quién pensaban que era Él, Pedro fue el que confirmó la verdad de Cristo nuestro Señor y Mesías. Después de esa profesión de Fe, Jesús lo constituye en cabeza de la Iglesia. 

En la escritura se dice que esto no se lo reveló ni la carne ni la sangre. Es lo mismo que pasa con nosotros. No podemos tener Fe por nuestra fuerza o según nuestros esquemas. Hay personas que acomodan la Fe. Dicen que en cualquier sitio se puede encontrar a Dios y que solo basta con estar tranquilo con uno mismo. Lo primero es que un encuentro de Fe con Jesús se da según los esquemas de Dios. De nosotros depende tener nuestro corazón dispuesto a esta verdad.

Hoy es el día de la solemnidad de Pedro y Pablo. Seamos como ellos, dispuestos a dejarnos guiar por el Espíritu Santo. No por la carne ni la sangre.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 16,13-19): En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».