Todos hemos sufrido ceguera. Quizás no la física pero si la espiritual. No hemos visto el amor de Dios en nuestra vida. Vivíamos en la oscuridad y desesperanza. En medio de esa realidad existencial nuestro Dios envió a Jesucristo a salvarnos.
La oscuridad ha sido vencida. Un rayo de luz potente a iluminado nuestros corazones. Es el amor de Dios que se nos ha predicado y que hoy estamos invitados a renovar nuestra fe en Él. El amor de Dios devuelve la vista a los ciegos. El amor lo cura todo.
No dudes de la misericordia y perdón de Dios. ¡No estamos solos! Nuestros Salvador viene nuevamente en este adviento a poner su morada en medio de nosotros. A instalar su amor nuestros corazones. ¡Ánimo!
Leer:
Mt 9,27-31): Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!». Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creéis que puedo hacer eso?». Dícenle: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra fe». Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que nadie lo sepa!». Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.