Archivo de la etiqueta: Propiedad

¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!

Todos hemos sufrido ceguera. Quizás no la física pero si la espiritual. No hemos visto el amor de Dios en nuestra vida. Vivíamos en la oscuridad y desesperanza. En medio de esa realidad existencial nuestro Dios envió a Jesucristo a salvarnos.

La oscuridad ha sido vencida. Un rayo de luz potente a iluminado nuestros corazones. Es el amor de Dios que se nos ha predicado y que hoy estamos invitados a renovar nuestra fe en Él. El amor de Dios devuelve la vista a los ciegos. El amor lo cura todo.

No dudes de la misericordia y perdón de Dios. ¡No estamos solos! Nuestros Salvador viene nuevamente en este adviento a poner su morada en medio de nosotros. A instalar su amor nuestros corazones. ¡Ánimo!

Leer:

Mt 9,27-31): Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!». Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice: «¿Creéis que puedo hacer eso?». Dícenle: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra fe». Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que nadie lo sepa!». Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella comarca.

Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios

Como dice San Agustín de Hipona: “Nuestros corazones han sido hechos por ti, oh Dios, y nunca deben descansar hasta que descansen en ti”. Hemos sido hechos para Dios. Lo que da sentido a nuestra vida es buscar a Dios y descansar en Él. Todo lo demás es vanidad de vanidades.

En el mundo tendremos muchas tentaciones. Seremos invitados a poner nuestra seguridad en las cosas materiales. Nos haremos ídolos de los afectos, dinero y trabajo. Sin embargo, solo hay una cosa importante: Dios.

Consagremos nuestra vida al Señor y en hacer su voluntad. Ese es el camino de la felicidad verdadera. Digamos no a los “César” que quieren reinar en nuestro corazón. Acojamos a Dios en nuestra alma y seamos siempre suyos. ¡Amén!

Leer:
Texto del Evangelio (Mc 12,13-17): En aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra. Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?».

Mas Él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea». Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?». Ellos le dijeron: «Del César». Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios». Y se maravillaban de Él.