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Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa

¡Gracias a Dios no estamos solos! El Señor Jesús nos ha dejado, vuelve al final de los tiempos, pero en este espacio intermedio nos da su Espíritu Santo.

Podemos sentir la presencia de Dios todos los días gracias a la maravillosa acción del Espíritu. El nos conduce a la verdad que es el amor de Dios que nos perdona y acoje siempre. Necesitamos que el mismo Espíritu Santo nos haga cristianos. Sin Él no podemos hacer lo que el Señor nos manda.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 16,12-15): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros».

Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré

La fuerza de Dios se manifesta en Jesucristo. Él ha mostrado el camino a Dios y también nos hace una promesa importante: él estará con nosotros siempre.

En los momentos en que nos sentimos solos y sin fuerzas para seguir luchando debemos saber que en Jesús podemos encontrar consuelo. Ora y pídele a Dios en el nombre de Jesús y verás que él siempre está a tu lado.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 14,6-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».