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Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá

¿Qué cosa pide, busca y llama un Cristiano? El amor manifestado en el perdón de los pecados. Las demás cosas materiales son buenas pero nunca indispensables. Toda oración conduce a una sola solicitud, experimentar el amor de Dios y dar de ese amor a todos nuestros próximos.

Rezar es alabar a Dios por todas las maravillas que ha hecho en nuestra vida. Es pedir que tenga misericordia de nosotros que somos unos pecadores. También es buscar y descubrir el amor de Dios presente en todas las cosas y acontecimientos.

Oremos de manera constante e incesante. Solo así podemos hacer experiencia de salvación. Orar es hacer la voluntad de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,7-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».

Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá

La oración es una arma espiritual poderosa en manos de aquellos que saben usarla. Jesús mismo nos dio una de las claves para que nuestras plegarias sean realmente efectivas: orar siempre y sin desfallecer.

Nuestro Jesús oraba por la mañana, la tarde, la noche, antes de comer, cuando tenía una preocupación o necesitaba emprender al importante. En definitiva, oraba siempre! ¿Por qué tanto enfoque en una actividad que parece accesoria?

EL camino de la felicidad conduce hacia la voluntad de Dios. El problema es que nosotros creemos que hacer la voluntad divina es fácil, pero muchas veces no es así. ¿Acaso es fácil perdonar a quien te ha hecho algún mal? ¿Estamos dispuesto a dar todos nuestros bienes para hacer su voluntad? ¿Podríamos renunciar al trabajo, dejar la universidad o negarnos un gusto por hacer lo que el Señor nos pide? Francamente, necesitamos ayuda.

La oración es la ayuda que necesitamos para hacer la voluntad de Dios. ¿Qué pedimos? El Espíritu Ssnto. ¿Qué buscamos? Hacer la voluntad de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,5-13): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.

»Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!».

Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas

La Fe es un don que viene del cielo. En nuestra debilidad y precariedad espiritual vivimos dudando de todo. En cuanto vemos un pecado nuestro o de los demás nos ponemos tristes y pensamos que no hay esperanza, que todo está perdido y que nada vale la pena. Esa es la gran mentira del demonio.

Jesús vino a la tierra a darnos la Fe. Nos enseñó a gritar que quiere decir orar con Fe. Nos hizo ver que si le pedimos algo con Fe, deseando ardientemente que se cumpla eso que pedimos en nuestra vida, Él nos lo da. ¿Qué quieres que te conceda el Señor?

Orar o Pedir con Fe significar suplicar al Señor que nos conceda la gracia de hacer siempre su voluntad. Lo que siempre ha querido Dios es darte la felicidad. El pecado nos mete en tristeza. El Señor nos quiere viviendo en la Fe sabiendo que nos libra de la muerte y del pecado. ¡Ánimo! Nunca pierdas la Fe. Dios nos ama y del mal siempre saca el bien.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 15,21-28): En aquel tiempo, Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón. En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada». Pero Él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros». Respondió Él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel». Ella, no obstante, vino a postrarse ante Él y le dijo: «¡Señor, socórreme!». Él respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». «Sí, Señor -repuso ella-, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.

¡Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!

La oración es poderosa. El mismo Jesús oró incesantemente y enseñó a sus discípulos que hicieran lo mismo. Si algo es propio de un cristiano es orar. ¿Por qué?

La oración es comunicación e intimidad con Dios. Nos permite acercarnos, en la humildad y sencillez, a Dios Padre en la seguridad que seremos escuchados. Es en la oración donde más se manifiesta el rostro paterno de Dios.

Hoy es un buen día para reafirmarnos en la oración. Si queremos ser santos y felices debemos orar siempre, en la humildad y Fe, seguros de que Dios nos escucha y nos ama.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 7,7-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una piedra; o si le pide un pez, le dé una culebra? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas».

Vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo

Una de las enseñanzas de las escrituras es hacernos descubrir a Dios como Padre. Es decir, en el cristianismo tenemos a un Dios cercano, que se hace presente en nuestra vida y que nos ama de forma particular y concreta.

Cuando hablamos con Dios, le oramos en nuestro corazón, en la confianza de que Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros. La oración es la relacion íntima con un Dios que nos ama y lleva nuestra vida. 

Al orar no hace falta pedir muchas cosas como si estuviéramos hablando con un mago o secretario que nos concede lo que pidamos. Pidamos al Señor el Espíritu Santo y la gracia de hacer siempre su voluntad.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. 
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré

La fuerza de Dios se manifesta en Jesucristo. Él ha mostrado el camino a Dios y también nos hace una promesa importante: él estará con nosotros siempre.

En los momentos en que nos sentimos solos y sin fuerzas para seguir luchando debemos saber que en Jesús podemos encontrar consuelo. Ora y pídele a Dios en el nombre de Jesús y verás que él siempre está a tu lado.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 14,6-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros

La elección de Dios es un misterio de misericordia y amor. Nos han enseñado que hemos sido nosotros los que elegimos ser buenos y cristianos. Que hicimos una opción por Dios y a partir de esta decisión nuestra no entendemos porque otros no hacen lo mismo.

La verdad es que Dios, en su plan de salvación con cada uno de nosotros, es que nos elegido. La iniciativa de amor ha sido de Él. 

Con sorpresa leí ayer que en Islandia todas las personas menores de 25 años se han declarado ateos. ¡Impresionante! Informan, como si fuera un avance, que son el primer país del mundo en contar con una generación entera de ateos. ¿Por qué ellos no han elegido a Dios? ¿Por qué Dios con ellos no ha tenido la iniciativa? Es un misterio.

Lo que sí es cierto es que Dios nos pide que amemos a esa generación y a todas las que como ellos a lo mejor ni creen en Dios. Estamos invitados a amarnos y amar a todos los hombres y mujeres del mundo. Hemos sidos elegidos por Dios para el amor en todas sus dimensiones. ¿Estás dispuesto?

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,12-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».

El Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan

La oración tiene un poder inmenso. Dios se complace en la petición humilde de su creatura. Él que es rico en misericordia le gusta dar en abundancia a sus hijos. ¿Cuál es la clave para saber que pedirle?

Debemos reconocer que muchas veces hacemos oración como si Dios fuera un genio que sale de una lámpara a cumplir nuestros deseos más canales. Pedimos por muchas cosas materiales y nos acordamos de Dios cuando necesitamos algún tipo de protección mágica. Eso no es oración.

En el evangelio Jesús nos dice que es fundamental pedir, buscar y llamar. Estas acciones deben hacerse sobre la base que pedimos lo que más nos conviene según la voluntad de Dios. Por ejemplos, si pides a Dios la muerte de un enemigo, ¿crees de verdad que Él te complacerá? ¿Piensas que Dios te dará algo que sabe que te hará mucho daño? Por supuesto que no. Él te ama y te a dar lo que más te conviene que es su amor manifestado en su Espíritu Santo.

Abre hoy tu corazón a la voluntad de Dios y te darás cuenta lo maravilloso que es Él.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,5-13): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.
»Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!».

¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!

Los ciegos son utilizados en el evangelio como símbolo de muchas cosas. Cuando una persona tiene una discapacidad visual su vida queda impactados radicalmente. No le es fácil llevar una vida normal. Vive en una inseguridad terrible. Vive en un mundo oscuro.

Se toma la figura de la ceguera para indicar un estado del alma humana. Muchas veces nos sentimos indefensos, en la oscuridad, no vemos nada bueno en nuestra vida y pensamos que nadie nos ama.

Estar ciego en el sentido bíblico seria pensar que no hay amor en nuestra vida. Sin amor, nada tiene sentido. Si no nos sentimos amados la luz no brilla y no hay color en las cosas.

¡La buena noticia es que podemos salir de este estado! ¿Cómo? ¡Gritando! ¡Pidiendo a Dios! El siempre tiene misericordia de nosotros. Él nos ama profundamente y quiere nuestro bien. ¿Qué quieres que te haga Jesús? Pídeselo que él te considerá lo que pides.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 10,46-52): En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». 
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos

Los árboles frutales son fundamentales para la supervivencia humana. Que sería de nuestra vida son un buen mango o un aguacate que acompañe esos platos tradicionales. La manzana, la pera y los diversos cítricos son fundamentales en la dieta diaria. ¿Son los cristianos como los árboles?

Si lo fundamental de un árbol es dar fruto lo mismo es para los cristianos. El fruto que estamos llamados es el AMOR. Dar fruto es amar, es permanecer en el Señor, es perdonar y amar incluyendo a nuestros enemigos. ¿Qué frutos das?

Si hoy amaneciste sin gana de perdonar a esa persona que te hizo algo, si no quieres servir en tu trabajo con todo el corazón o no aceptas algo de tu vida; no estás dando un buen fruto cristiano. 

Dar el buen fruto cristiano (el AMOR) produce en nosotros bendiciones. ¡Es la clave de nuestra felicidad! Así que ya llegó la hora de que des buen fruto, rico y sabroso, como solo los buenos árboles saben dar. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 15,12-17): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros».