¿Qué mérito tenéis?

Siempre me he preguntando sobre la diferencia fundamental entre aquellos que dicen ser cristianos y los que no lo son. Muchos amigos y conocidos me han hecho cuestionamientos semejantes. El identificar lo que realmente distingue a un cristiano nos permite definir nuestra esencia, la razón de ser cristiano.

Para entender el cristiano es importante darse cuenta que dicha “vocación” es pura elección de Dios. Es parte de nuestra Fe el reconocer que no hemos sido nosotros que hemos elegido a Dios, mas bien es Dios quien nos ha elegido a nosotros. ¿A qué nos ha llamado? A ser sus hijos. 

Dios, como Padre amoros, quiere tener una relación cercana con sus hijos adoptivos. Es decir, nosotros no somos simples creaturas de Dios. Hemos sido beneficiados con una elección divina. Dios nos ha llamado a ser sus hijos. ¿En qué consiste esto? Es que nos da su naturaleza para que podamos ser sus hijos. 

Para ser hijos de Dios debemos observar nuestra obras. Un hijo actúa como su Padre o por lo menos se espera eso. ¿Qué hacen los hijos de Dios que los diferencian de los demás? ¡Que aman al enemigo!

Dios es aquel que hace “salir el sol sobre buenos y malos”. ¿En qué consiste el mérito de ser cristiano? Es que amamos a los que nos odian, maldicen y difaman. Mis queridos hermanos y hermanas… ¡Eso no lo hace nadie! Es precisamente por eso que ser hijo de Dios es algo que nos diferencia de todos los demás.

Hoy, concretamente, ¿tienes enemigos? Dios, nuestro Padre, nos llama a amarles. Pídele a Dios este don. Tu no puedes. Él si. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 6,27-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y los perversos. 
»Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>