Bienaventurados los pobres de espíritu

La madre de todas ciencias es la filosofía. Lo primero que hizo el hombre de la antigüedad fue filosofar. Su pensamiento reflexivo le llevo a tomarse en serio su vida y el propósito de la misma. Filosofía significa amor por la sabiduría y ser sabio es lo mismo que ser feliz. Desde siempre la humanidad ha buscado la felicidad. ¿Cuál es la respuesta que da el cristianismo a esta realidad?

Jesús se lleva a parte a sus discípulos y les enseña en que consiste la felicidad cristiana. La clave para entenderla es que el Señor ha venido por aquellos que son “pobres de espíritu”. Lo que lloran, lo que sufren, los que tienen “sed y hambre” de justicia, los perseguidos y los que su vida no tiene sentido pueden ahora en Jesús ser felices. Ser dichoso es abrir el corazón a la salvación que ofrece Jesús. Se puede ser feliz porque Dios ofrece a todos la dicha y la salvación.

¿Te encuentras hoy en tristeza? ¿Sientes que eres pobre de espíritu? ¡Alégrate! Porque de personas como tú es el Reino de Los Cielos. 

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 5,1-12): En aquel tiempo, viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».

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