Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén

En nuestro diario vivir tenemos la tendencia de querer reafirmar nuestra voluntad. En la familia, en el trabajo, en las relaciones laborares y prácticamente en todos nuestros espacios queremos que primen nuestras ideas y nuestros criterios. ¿Nos hace bien esta inclinación a la auto afirmación?

El Señor dio ejemplo muchas veces de que lo importante para ser feliz es que en nosotros se cumpla la voluntad de Dios. Jesús sube a Jerusalén sabiendo que la misión que tiene en el mundo es la de mostrar la resurrección y victoria sobre la muerte mendiante un amor que es capaz de dar la vida hasta por sus enemigos.

Los apóstoles, al igual que nosotros, se confunden y no entiende. Su misión no es la de mostrar su poder e imponerse. Su objetivo de vida cristiana es la de amar y dar la vida por todos. Esto es lo que Dios quiere realizar en nosotros.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,51-56): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.

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