Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

Jesús amaba, como todo buen hijo, a su madre. Su relación era tan intima y amorosa que es ella, la virgen María, la que pertenece a su lado siempre hasta su muerte y resurrección. ¡Oh Virgen María! ¡Madre de Jesús y Madre de nuestra!

Ella nos enseña el camino que debemos recorrer. ¿Cuál es? La de poner en práctica la palabra de Dios. Ella lo entendió muy bien desde el principio cuando dijo: “hágase en mí según su palabra”. Imitemos a María. Hagamos siempre la voluntad de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,31-35): En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

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