La mies es mucha, y los obreros pocos

La misión exige mucho del misionero. Aquel que es enviado por Jesús se enfrenta a grandes dificultades y situaciones de precariedad. La evangelización siempre se realiza en medio de grandes retos y obstáculos. Entonces, ¿Por qué debe ser así?

Dios ha querido mostrar su poder y amor por medio de enviados frágiles y precarios. Somos enviados mostrando la fragilidad de la vida humana: sin dinero, sin pretensiones, sin gratificaciones humanas. Muchas veces somos rechazados, otras somos acogidos. Pero en definitiva se realiza la misión y muchos escuchan el anuncio de su amor.

El mundo necesita de obremos que puedan contribuir en la obra más maravillosa que se puede hacer: dar vida a las personas que hoy se siente en la muerte. El anuncio del amor de Dios abre la oportunidad de resucitar. El mundo necesita de hombres y mujeres dispuestos a dejarlo todo por anunciar el reino de los Cielos. ¿Estás dispuesto?

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,1-12): En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.

»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’.

»En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: ‘Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca’. Os digo que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad».

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