Le impuso las manos y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios

Jesús curaba como signo externo del amor de Dios. Todos necesitamos sentir o experimentar el amor de Dios. Esto es curativo. Amar y ser amado cura toda dolencia, malestar o enfermedad.

Con el signo de la imposición de manos, de hace descender el Espíritu Santo sobre aquel que necesita sentir la presencia amorosa de nuestro Dios Padre. Eso está por encima de toda ley o precepto. No tiene nada que ver con nuestros esfuerzos o pretensiones. Dios ama gratuitamente y da a cada quien según le parece.

¡Ánimo! Vivamos del amor de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 13,10-17): En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.

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