Te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola

Cada día trae su propio afán. Estamos sometidos a un activismo diario que perturba nuestra tranquilidad interior. Nos parece que el tiempo no nos y la ansiedad es la norma en nuestra vida. ¿Cómo afrontar esta situación desde la fe? Con la oración.

La comunicación asidua y continua con el Señor es fundamental para vivir en plenitud. Necesitamos estar siempre en la presencia de Dios. No quiere decir que dejemos de trabajar o de atender los asuntos de nuestro tiempo. Lo que significa este llamado urgente a la oración es que todo es vanidad y que lo más importante es saber que Dios es el principio y fin de todo lo creado.

Pidamos al Señor la gracia de la oración. Necesitamos vivir en su presencia. Vivir en su gracia es lo más importante. Estemos a sus pies contemplando siempre su amor eterno. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,38-42): En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada».

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