Te seguiré adondequiera que vayas

El llamado de Dios es constante. Nuestro Señor nos invita a seguirle, ¿estamos verdaderamente dispuesto a hacer su voluntad?

La verdad es que tenemos siempre la tentación de mirar hacia atrás. Nos atraen las cosas de este mundo. Estamos muy ocupados en nuestro trabajo, nuestros afectos desordenados, con el dinero y demás ídolos materiales que nos hacen olvidar lo más importante: hacer la voluntad de Dios.

Nuestra misión es amar. Perdonemos a todos los que nos han hecho algún mal. Pidamos a Dios que nos conceda el Espíritu Santo para hacer siempre su voluntad. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,57-62): En aquel tiempo, mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro dijo: «Sígueme». El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre». Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios». También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa». Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».

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