Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas

¡Qué terrible es vivir en las tinieblas! Cuando no hay luz en nuestras casas, nos sentimos incómodos, desorientados y hasta sentimos más calor. Vivir en la oscuridad es como vivir sin vida, sin horizonte, sin esperanza, ¿alguna vez te has sentido así?

Hay momentos en los que pensamos que el mundo se nos acaba. No vemos signos de esperanza de un futuro mejor. Son los momentos de la depresión, de la preocupación por el sustento propio y familiar, de la necesidad de un amor que nunca acabe.

En Jesús encontramos luz. En él no hay tiniebla que prevalezca. Con su palabra lo ilumina todo. ¿Quieres ser iluminado por el Señor? Déjate amar por él. Cree que Dios ha resucitado a Jesús y junto con él nos pasa de la oscuridad a la luz. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 12,44-50): En aquel tiempo, Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día; porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar, y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí».

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