Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida

En tiempos antiguos, donde los pueblos eran nómadas (errantes) y recolectores, el camino era un tema fundamental. Sin google maps o waze para indicarles por donde ir, saber tomar el camino correcto suponía la diferencia entre llegar al destino seguro o terminar dando vueltas, como “perdidos en el espacio”.

Es por eso que podemos aplicar la imagen del camino a nuestra experiencia de fe. Todos los días nos enfrentamos a una elección. Podemos elegir el mal camino que conduce al pecado o al mal, o elegir el buen camino que conduce a la vida. Tenemos la oportunidad de recorrer un sendero de vida, esperanza y caridad. Podemos, con la ayuda de Dios, tomar el camino que nos conduce a “verdes pastos de fresca hierba”, donde podemos amarnos como Cristo nos ama.

Jesús es el camino que nos conduce a la presencia del Padre. Él es el sendero que tenemos que tomar para alcanzar la vida eterna. No nos perdamos, sigamos a Jesús. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 14,1-6): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí».

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