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Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos

La ley natural busca equilibrar, hacer justicia y dar a cada quien según lo merece. Se basa sobre todo en aquella norma “ojo por ojo y diente por diente”. ¿Acaso no es justo que aquel que asesine alguien debe ser asesinado? Le devolvenos el daño que esa persona hizo.

La justicia que viene a instaurar Jesús supera toda norma, toda realidad. Jesús viene a mostrar la naturaleza de Dios que supera todo orden natural. Los que estamos llevados a ser cristianos estamos invitados a amar como ha amado Cristo. ¿Cómo lo ha hecho? Amando al enemigo. ¡Esto es impresionante! Es decir, que según la nueva economía o justicia instaurada por el Señor, todos los cristianos amamos a los que nos hacen daño. Levanten la mano quien está dispuesto…

Lo cierto es que no podemos hacerlo. Eso va en contra del orden natural. Por eso la buena noticia es que en cuaresma precisamente se da muerte al hombre vengativo, capaz de odiar y matar, que tenemos todos dentro. Y así pueda vivir en nosotros el hombre nuevo. Jesús, con su muerte en la cruz, nos ha mostrado el camino de la vida que consiste en amar a todos hasta el extremo… solo así se vence el mal en el mundo… amando en e en la dimensión de Cruz. ¿Dispuesto? ¡Ánimo! Cristo te ayuda y te permite hacer lo que humanamente no puedes hacer.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 5,20-26): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de fuego.

»Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

No resistáis al mal

Uno de los grandes punto diferenciadores de la doctrina cristiana respecto a las demás religiones del mundo es su posición con respecto al enemigo. Si nos preguntáramos cual sería el centro del la buena noticia cristiana es que en Jesús se ha manifestado el amor divino que es capaz de llegar inclusive a amar al enemigo. 

Dios en Jesús nos llama a ser hijos suyos. Ser hijo de Dios es tener su misma naturaleza y esto significa que podemos amar de la misma forma en que Él nos ama y ama a toda la humanidad. ¿En qué consiste este amor?

El amor a Dios se manifiesta en Jesús porque el Señor Jesucristo amó a todos los hombres y mujeres hasta el extremo. No se resistió al mal que le hacían. No juzgó ni condenó. Jesús ha amado al enemigo y nos invita a hacer lo mismo.

¿Cuál es tu enemigo hoy? ¿Quien te está haciendo algún mal? ¡ÁMALE! Y verás que su mal te santificará y a tu enemigo salvará. En el cristianismo no hay venganza ni odio. Solo es posible el amor y un amor en la dimensión de la cruz.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 5,38-42): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda».