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¿Es lícito curar en sábado, o no?

En todas las iglesias hay legistas, moralistas y fariseos. Son todos aquellos que a lo interno de las comunidades cristianas empiezan a desarrollar un sentimiento de superioridad porque dicen cumplir las normativas y rituales vigentes. Son aquellos que instrumentalizan la fe para construir su propia imagen de gente buena.

El cristianismo no es una religión. Tampoco un moralismo o filosofía. El cristianismo es una experiencia de salvación. Es un encuentro profundo y personal con el amor de Dios manifestado en Jesucristo. ¿Puede este amor tener algún límite?

La ley perfecta, la mayor de todas, es el amor. Lo demás son accesorios que solo tienen sentido en función de amor y misericordia divina. Con toda razón decía el apóstol: “ama y haz lo que quieras”. ¡Amén!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 14,1-6): Un sábado, Jesús fue a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Había allí, delante de Él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?». Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?». Y no pudieron replicar a esto.

¡Ay de vosotros!

En el evangelio aparece un texto que hace referencia a los “Ay”. Jesús, en un momento en donde parecería que está lamentándose, señala las faltas graves en que incurren los que supuestamente eran perfectos. Les habló duro, porque buscaba los mejor para ellos y para nosotros.

Los fariseos, legistas y demás hombres de leyes eran símbolo de perfección… pero externa. Vivían para interpretar e imponer leyes a los demás mientras faltaban a la más importante, la ley del amor. Se creían mejores que los demás. Miraban a los otros con desprecio.

Jesús enseña otro camino. Nos invita a una dinámica distinta. Nos hace ver que el cristianismo no es un moralismo o ideología que seguimos porque somos buenos. La experiencia cristiana es la del encuentro con un Dios que nos ama a pesar de nuestros pecados y debilidades. Nos señala fariseos. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,42-46): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!». Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!». Pero Él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!».

He aquí que envío mi mensajero delante de ti

Dios siempre provee profetas a nuestra vida. Un catequista, tu párroco, un amigo, un vecino o familiar que en algún momento el Señor pone sus palabras en la boca para darte una palabra. ¿Aceptas siempre la palabra que viene de Él a través de personas que pone en tu camino?

Todos tenemos nuestro Juan El Bautista. Tenemos personas que nos molestan con su “profetismo” pero que realmente vienen de parte de Dios. Animo, que el Espíritu Santo nos ayude a tener oído y corazón abiertos a las palabras y acciones divinas. 

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 7,24-30): Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, Jesús se puso a hablar de Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los palacios. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Éste es de quien está escrito: ‘He aquí que envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino’. Os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan; sin embargo el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él».
Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar el bautismo de él, frustraron el plan de Dios sobre ellos.

Dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios

Cuando Jesús vino al mundo se encontró con una realidad cultural y religiosa muy particular.  Ciertamente el Señor vino a traer una buena noticia que implicaba un cambio de enfoque de la religión. Se había reducido, para bien o para mal, la Fe a una mera práctica y cumplimiento de leyes extrernas sin que necesariamente esto represente una verdadera conversión del corazón.

También nosotros hemos cometido este error. Hemos pensando que ser cristiano es hacer “cosas”. Las prácticas piadosas, que son buenos, no son la base fundamental de la buena noticia que hizo presente Jesús en la tierra. No son las devociones externas que muchas veces las podemos utilizar para vender una imagen de gente buena y santa el centro del cristianismo. La Fe es tener un encuentro personal con Jesús en lo profundo de nuestro corazón y cambiar profundamente nuestra vida a partir de dicho acontecimiento.

Hoy el Señor nos invita a ser cristianos de corazón. Saber que el Amor está por encima de todo. Dios nos ama y quiere que seamos reflejemos de su amor. ¿Estás dispuesto?

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,42-46): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!». Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!». Pero Él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!».

Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello

Debemos aclarar algo, ¿jesús estaba en contra de la ley? Por supuesto que no. Algunos piensan que el Señor tenía un problema con los maestros de la ley en su tiempo. Esto no es el mensaje del evangelio ni su justa interpretación.

Nuestro Señor quiere que cumplamos el espíritu de la ley no sólo su letra. Quiere que hagamos lo que la ley nos invita que es amar a Dios y a nuestro prójimo. Es verdad que esto genérico debe concretizarse en acciones y por eso Dios entregó a Moises uña tablas de piedra donde se especifica como amar a Dios y al prójimo. 

La situación radica en que los seres humanos llevamos las cosas a cumplimiento externo de normas y perdemos lo más importante.

Por ejemplo, ¿es más importante ir a misa que amar a un familiar que está enfermo? Es cierto que si el amor es lo primero puedo falta a una misa por atender a un familiar. También es cierto que debemos hacer todo lo posible por ir a misa al encuentro co nuestro Dios.

La ley es para cumplirla. El amor es para hacerlo realidad día a día en nuestras vidas. Amemos y así cumplimos la ley entera.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,42-46): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!». Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!». Pero Él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!».