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Yo le resucitaré el último día

Hablamos siempre de la resurrección aquí y ahora.  Es cierto que Dios nos hace vivir la alegría de la salvación desde hoy mediante la victoria de Jesucristo sobre nuestras muertes “particulares”. Sin embargo, no podemos olvidar un aspecto importante del misterio Pascual.

La promesa de resurrección no es para quedemos felices en la tierra. Es sobre todo promesa de lo que vamos a experimentar después de nuestra muerte: la RESURRECCIÓN.

Es por eso que San Pablo insiste en tener “nuestros ojos puestos en las cosas del cielo y no en las de la tierra”. El cielo existe y es nuestra mirada definitiva. Querer ir al cielo es un sentimiento que siempre está presente en el corazón de los santos y santas de todos los tiempos. 

Vivir la vida sabiendo que un día moriremos, resucitaremos y tendremos que dar cuentas de nuestros actos es fundamental para mantenernos firmes en la Fe y saber que debemos construir día a día con nuestras obras nuestra “casa en el cielo”.

Les animo a pensar hoy en el cielo. Saber que la resurrección es la promesa mas hermosa que nos ha hecho nuestro Señor Jesús.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 6,44-51):En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».

¿Qué obra realizas?

En un mundo cada vez más utilitarista los hombres y mujeres de esta época se preguntan qué sentido tiene creer. ¿Para qué sirve creer en algo que no podemos ver ni tocar? La modernidad ha producido un nuevo tipo de ateísmo: el práctico. El ser humano moderno siente que puede vivir sin Dios.

En una actitud parecida las personas que vivieron e tiempo de Jesús le hacían la misma pregunta: ¿por qué tenemos que creer en tí? ¿Qué obras realizad que nos benefician para que podamos creer?

Jesús le da la respuesta clave. Les dice que Él les puede alimentar con un alimento que puede calmar VERDADERAMENTE su hambre o digamos mejor, el hambre mas importante que es la espiritual. 

En esta época digital tenemos muchas cosas materiales pero carecemos cada vez más de felicidad plena. Sentimos que lo tenemos todo pero que nos falta algo. Ese algo que “no tenemos” es Dios! Nuestro Señor es el único que tiene un “pan” que logra dar sentido y propósito a nuestra existencia.

Comamos hoy de este pan. Nuestro Señor Jesús nos lo ofrece todos los días. Solo tenemos que creerlo.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 6,30-35):En aquel tiempo, la gente dijo a Jesús: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed».