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El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo

El Reino de los Cielos están en lo profundo de nuestro corazón. Dios está presente en todo lo que los rodea pero sobre todo en lo profundo de nuestra alma.

A través de la oración podemos hacer presente el Reino de los Cielos. La oración nos ayuda a desprendernos de todo lo material y acogernos a los espiritual.

Demos gracias a Dios por las innumerables bendiciones que quiere darnos siempre. ¡Ánimo!

Leer:

Evangelio según San Mateo 13,44-46.

Jesús dijo a la multitud:
“El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;
y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.”

Un tesoro escondido

Cuando uno vende algo para comprar otra cosa es porque considera que el objeto de la compra tiene un valor superior a lo que vendió. Así sucede con nuestra vida y la vida que se nos ofrece en Dios.

Nos apegamos a tantas cosas en este mundo. La fama, el dinero, los afectos, los bienes materiales; en fin, de todas las cosas buenas que Dios nos ha creado tenemos la inclinación, fruto del pecado, a convertirlas en nuestros ídolos. Pero, ¿qué cosa realmente nos da la felicidad verdadera y plena?

Hay en nuestra alma un tesoro escondido y existe en nuestro vida una perla fina que vale mucho más que todo lo que tenemos o podamos conseguir. Esto que nos ofrece Dios de gran valor es el mismo Jesús que se nos da gratuitamente y quiere que experimentos al nivel más profundo que se puede experimentar su inmenso amor.

¡Ánimo! Ve y vende todo lo que tienes. ¡Vale la pena! Todo pasa y muda en este mundo. Solo el amor de Dios es eterno y sacia profundamente nuestra sed de felicidad y vida.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 13,44-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.
»También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra».

El Reino de los Cielos es semejante

En nuestro hablar cotidiano solemos utilizar frases de exageración para enfatizar alguna cuestión. “Más viejo que Matusalén”, “Fulano tiene un ego del tamaño de una Catedral”, “Me di tremenda jartura”, son sólo algunos ejemplos de frases populares que utilizamos para significar que algo que nos pasó, hicimos o poseemos es verdaderamente grande o importante.

¿Quién en su sentido común vende todo lo que tiene para comprar un campo donde ha encontrado un tesoro y para colmo lo esconde? ¿Qué comerciante vende lo que tiene para comprar un único producto? Lo lógico sería incrementar tus posesiones, no vender todo para quedarte con una sola cosa. Parecen cosas sin sentido pero comunican algo muy profundo.

Dar todo lo que se tiene por algo significa que eso es tan importante que vale la pena darlo todo por ello.

Jesús siempre nos invita a darlo todo. La misma invitación le hace a los apóstoles, a sus discípulos, al que quiera seguirle, al joven rico; en fin, a todo aquel que quiera tener VIDA que deje (venda) su vida anterior y empiece nuevamente. El apego a nuestra vida pasada, nuestros bienes materiales y afectivos, nos mantiene esclavizados. No nos permite vivir en plenitud y libertad.

¡Esta es la buena noticia de hoy! Hemos encontrado el tesoro más grande que se puede tener, hemos hallado la perla más cara que se pueda encontrar, y eso mis queridos hermanos es el AMOR de Dios! No hay en este mundo algo que pueda superarlo. Vivir en plena libertad es vender HOY todo lo que nos esclaviza y acogernos a lo único que puede darnos vida y felicidad. Descubre el amor de Dios siempre presente en tu vida.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 13,44-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.

»También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra».