El nacimiento de Jesús es, sin lugar a dudas, el evento más importante en la historia de la creación. Marca un antes y un después en la historia de la humanidad. Dios nos regala a su mismo hijo para poder ser salvados en su nombre.
La figura de la Virgen María es importante. Es ella la que dice sí a los planes de Dios en su vida y con su ejemplo nos muestra cómo debemos hacerlo también nosotros.
Hoy es bueno recordar y celebrar las maravillas de Dios en nuestra vida. El Señor nos ama y nos invita a que podamos centrar toda nuestra atención en la misericordia de Dios que nos hace ser hijos suyos.
Leer:
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
–«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios–con–nosotros”.»